VEREDICTO
De pie ante el jurado
su cuerpo vencido
era sauce añoso,
buscando en al orilla
del cambiante río
su fuente de vida.
Sus ojos, dos cuencas
que erosiones lentas,
de amargos pesares,
de angustiosas horas
aguardando el juicio,
la fueron dragando.
Su boca, era cripta
de mármol sellada,
callando silencios
de oscuros gemidos
que por su garganta
se fueron ahogando…
Mientras en la gris espera
la fría balanza
y ciega justicia,
transmite indolente…
el verdito.